martes, 23 de septiembre de 2008

Dame el tiempo
dame la falta
dame el deseo por satisfacer
dame la promesa y la duda.
Y entonces:
Desnuda
Abierta en flor mi armadura
Mi suficiencia disuelta
Ya no seré yo,
o tal vez lo sea por ese único instante.


lunes, 22 de septiembre de 2008

Qué peligroso es jugar
perder el control
qué frágil la línea
entre el placer y el padecer.

En tus manos, completamente
a merced de tus deseos,
mi dueño.

Lo obsceno se esconde en un detalle
en una sutileza
en un estado del alma.

Desnuda de alma
dejo que me veas
que me juzgues
y manipules
(que pienses de mí lo peor
y después, si es posible, que me ames)



Quiero tu corazón en mi boca
tu alma en mis brazos
todo tu ser atado a mí.

Porque estoy en vos.
Porque estás en mí.
Porque no nos podemos escapar.


El deseo constante.
El constante pensar en vos.
Tu piel, tu olor.
Tus manos mariposas,
omnipresentes.

Tu tacto, tu ausencia.
Tus besos, no estás.
Nunca estás
pero siempre en mí.

Tu cuerpo y el mío
ansiosos por la suciedad.
Tu alma y la mía
más limpias cuanto más
intentamos corromperlas.

No lo será, quién lo sabe
se parece tanto al amor.
¿Quién te dice amor?
¿Quién te ama de verdad?
¿Qué es eso? yo no lo sé.


Dormir en tu panza
oír el terremoto de tus entrañas.
Acomodarme en el sitio
que fue creado para mí.

El pulcro no-amor de las 7 de la tarde.
Nos vemos nos besamos sin ganas.
¿Sin ganas mías, sin ganas de él?
Limpio; por tan limpio, estéril.
Tan pulcro que lo sucio no tenía lugar.
Limpio, para ocultar la tierra bajo la alfombra:
Su conciencia y mi falta de deseo.
Tan aséptico que cualquier cosa contaminaba.
Ahora lo veo… La pasión es sucia.
Sucia como el barro con el que jugamos:
¡Ensucia, y cuanto más mejor!



. Ellos son tan distintos que nadie nunca jamás hubiera pensado que se convertirían en amantes.
. Sus vidas se encuentran separadas mínimo por un océano. Sus historias los separan, sus proyectos, sus miedos y anhelos. Ella piensa todo, todo por demás, hasta hacerle mal. Él no piensa nada, vive al día. Libre dice ella, perdido dice él.

. En otra dimensión se encuentran. Donde ella no le tiene miedo y donde él se inquieta, donde se vuelve sensible. Allí él piensa, se asusta. Allí ella toma las riendas, disfruta. Los dos saben, sospechan o conjeturan que en presencia lo suyo no resultaría, pero no pueden dejar de desearlo. Los amantes siempre quieren más.
. Ella no recuerda bien como empezaron. Recuerda la primera impresión, rechazo absoluto. Por qué le siguió hablando no sabe. Tiene una vaga idea de cómo el erotismo la fue ganando, pero no es más que una vaga idea. El que recuerda mejor es él, pero se niega a contarlo. “Esto no es normal” dijo él. Pero ella no piensa, la normalidad es un concepto. Ella siente con su cuerpo.
. Él por algún motivo se volvió cauto. Cobarde. Cómo le gusta a ella su cobardía disfrazada de sensatez. El hecho es que aún no se tocaron. Ni piensan que tal vez no lo hagan nunca.
. Él es mejor amante que algunos que durmieron en su cama. Y ella es mala, muy mala, y nunca la maldad lo cautivó tanto.


nubes de los cuerpos
no de los ríos, no de los mares
de los amantes
nubes del aliento
de cada poro
¿dónde llueven?